Hoy, los buscadores han perdido eficacia. Google, por ejemplo, ya no siempre entrega respuestas precisas. Prioriza resultados patrocinados, páginas optimizadas para algoritmos y, en ocasiones, contenido superficial.
Según un estudio del MIT Technology Review 2023,
el 60% de los usuarios siente que los resultados de búsqueda ya no son tan
útiles como antes. Las redes
sociales también han cambiado su lógica. Facebook, Instagram o TikTok ya no te muestran lo que publican tus
amigos, sino lo que el algoritmo predice que mantendrá tu atención.
La conversación ha cedido el paso al contenido
viral, corto, adictivo. Y lo que
ves ya no es lo que eliges, sino lo que una inteligencia artificial decide
mostrarte. Pero el mayor cambio ha
venido con asistentes como ChatGPT, Gemini o Claude, que ya no te llevan a
páginas. Te dan la respuesta directa. Es como si la web hubiera dejado de ser un lugar que
visitas para convertirse en una conversación que mantienes.
Internet ya no es una red de páginas, es una red
de predicciones. Hemos pasado de
buscar a preguntar, de leer a conversar. Y este cambio nos obliga a pensar, ¿Quién decide lo que vemos? La web ya
no es una red de páginas. Y este
cambio nos obliga a pensar, ¿Quién decide lo que vemos? La web ya no es como la
conocimos. Y el futuro, nos guste
o no, ya empezó.
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