La radio emite y el oyente recibe. Es decir; hay un emisor y un receptor. Quienes tenemos más de 40 años y trabajamos en medios de comunicación, nos formamos con ese axioma incuestionable. Hasta hace algunos años.
Ahora la radio y el oyente emiten y reciben, discuten, polemizan, preguntan y responden. Comparten certezas y dudas. Y esa relación quizá simbiótica, convive con otras plataformas y medios.Esta nueva convivencia demuestra que la radio, tal como la conocíamos, no va más. Y al mismo tiempo demuestra que sigue viva, flexible y abierta a los nuevos cambios de nuestras sociedades. Lo importante es que siempre habrá una noticia, una historia o una canción para que vuele por aire, cable o fibra óptica y alguien que escuche y, por supuesto, comparta, reenvíe, apruebe, cuestione o hasta cancele. Llegó la hora de analizar no a la audiencia de aire (solamente) sino a las audiencias (aire y online). Y por supuesto hacerlo en todas partes. ¿Solo valen las audiencias de las grandes ciudades? ¿Acaso no se escucha radio en los campos, en pequeñas comunidades o en las rutas?.
Siempre es cuestionada su legitimidad y verosimilitud. Sospecho que, en los próximos 25 años, estaremos hablando de la desaparición de la AM como uno de los sistemas tradicionales de distribución de contenidos, ante la inevitable caída de su audiencia por el envejecimiento de estas, la migración de las nuevas hacia otras fuentes de escucha de audio, la crisis de formatos y la falta de creatividad.
Todo lo anterior forma parte del libro "Audiencias en la radio", escrito por el formador de radio argentino Horacio Barrios.
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