Historias de radio (1)

En medio del camino nos cruzamos con estas experiencias. Relatos de viaje

Radio La Colifata. Todos los sábados trasmiten durante cinco horas en el 100.1 de FM con un alcance apenas de treinta cuadras a la redonda, aunque con pequeñas cápsulas y reportajes pregrabados, la voz de los internos es retransmitida por 40 emisoras comerciales argentinas

Radio Subirana. En programación conocemos parrillas con espacios muy bien definidos. Mañanas, tardes y noches con los mismos programas y locutores: el mismo sonsonete. En la parrilla de programación viven muchas voces, géneros y formatos. Miles de cuadritos en una misma hoja. 

Radio FIDES. Una de las preguntas más frecuentes que plantean en talleres es: ¿Cómo hacer que mi radio suene creativa? Si bien es cierto la radio en directo cobra vida, participación y demás; también lo es que, al tener productores dedicados, el medio no tiene más opción que sonar creativo, bonito, divertido. 

Radio Esperanza. A don Nata le duelen los problemas de la radio, hace cuentas de publicidad, entiende lo de las tarifas y sabe llegar a sus anunciantes. De título es hombre. Carece de piel que le diga que es publicista, administrador, contador, comunicador, relacionista público, en fin. Carece de todo, pero aseguró que no le falta nada, o, al menos, tiene una profunda vocación por el medio. 

Radio Viator I. Los campesinos de Viator hacen sus programas solos. Aprendieron a controlar sus programas sin “controles”, sin operadores de sonido, sin coordinadores que no coordinan. La radio es un laberinto en el que entran y salen personas, llegan en los turnos que les corresponde, abren los micrófonos, hacen el programa y se van. Así de simple: la fuerza del voluntariado. 

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