Hoy les damos la bienvenida con una premisa que a nuestro modo de ver le va muy bien a la radio: “amigo locutor, deje de decir y decir y empiece a escuchar”. Creemos que están muy bien las radios evangelizadoras, sindicales, alternativas, comunitarias, comerciales o intermedias, pero estarían mejor las estaciones que paran de hablar y hablar y empiezan a escuchar.
Si algo se ha democratizado hoy con el uso de las nuevas tecnologías es el derecho universal a escuchar. en ese sentido, urge reconocer los cambios en el mundo y en los medios. Enseñar distinto, pero, primero aprender sobre eso qué es distinto. Los nuevos usos del lenguaje, del signo. La no frontera. El Emirec. Las nuevas figuras comunicacionales: Un productor, un participante (no receptor). Un nuevo canal. Tres personas distintas y un mismo dios. La comunicación pura. Una verdadera comunicación que saque a los medios de la información para que, al fin, se puedan llamar “medios de comunicación”.
Las nuevas tecnologías plantean sus propias reglas de “usabilidad”, comportamientos, gustos y disgustos para los nuevos roles que siempre son activos. ¿Pero, cómo incorporar esos usos a las expresiones mediáticas locales? Primero, involucrándose en esas “nuevas miradas”, migrando hacia ellas y segundo, haciendo el camino. Poniendo la antena en el otro, interactuando.
En Managua conocí distintas experiencias comunicacionales. "Radio ya" y sus cientos de corresponsales que cada media hora informan desde las calles de la ciudad, una estación en donde los que menos hablan son los locutores. Y claro, es la radio número uno. Radio ya siempre está arriba. ¿Su secreto?: La participación. El locutor conoce el principio básico de la comunicación. Escuchar más, hablar menos. ¿Cómo abrir la frontera?
He venido recociendo, en la propia piel, que el conocimiento no puede ser impuesto. Si tú lo haces de una forma, porque te dice el libro, pero el otro, el no “lector” construye su camino, entonces, ¿Cuál tiene más valor? El que repite o el que nace a una nueva posibilidad. ¿El que se cansa de ladrar? O, el que descubre. Entonces, la democracia comunicacional echa raíces en el otro y descubres que ya no eres el árbol con mejor sombra.
En este texto aparece la propuesta de “Menos megáfono, más comunicación”. Lo citado aquí es apenas un abrebocas del contenido total.
“Los comunicadores debemos ser alfabetizados sobre la nueva realidad. Jugárnosla con una propuesta atrevida en términos de la construcción de lo sonoro”.
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