Historias de radio (2)

En medio del camino nos cruzamos con estas experiencias. Relatos de viaje

Radio Viator II. El mismo del rollo de las radios comunitarias agarró confianza y, despacito, nos contó sobre su cariño y dedicación por la radio. “Para hacer este programa que le cuento, yo viajo dos horas en burro para llegar a una carretera y luego tomar un bus o bicicleta que me traiga cinco minutos antes de que empiece el programa". 

Radio Católica de Nicaragua. A las cinco de la mañana salí con mis pantalones para El Salvador. Por el camino se me soltó la cuerda de la risa. Entonces, entendí el lenguaje dirigido a culturas dispares, condiciones diversas y claro, la claridad de un comunicador contextualizado que, desde la radio, le habla a su país. 

La voz del Pueblo. La radio, toda, nace cuando explora, investiga los gustos de su público, responde a las necesidades comunicativas de la comunidad y expide un nauseabundo hedor cuando se resiste. Cuando su programación se hace eterna, entonces, ahí muere. Así es la programación, así son los programas, hoy respiran y ya, mañana, muy de mañanita, necesitan oxígeno, ideas. Libertad para ser libres

Radios de El Salvador. En muchos países se conoce la figura de Monseñor Romero como el obispo asesinado durante una celebración eucarística. Dicen que el franco tirador le disparó al pecho y el proyectil terminó en una honda herida que alcanzó el corazón de Centroamérica

Radio Progreso. Da envidia esa radio. Toda su propuesta está acompañada de una mirada creativa. La emisora nunca transmite una marcha, y Jamás lo hace porque camina en ella y con ella, pasa la calle con el necesitado. Impresiona escuchar reportes con un fondo de disparos represivos. Ante la desilusión el medio dispara su humor crítico y los títeres quedan sin cabeza.  

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