Derecho a la comunicación

Lectura para recapitular, reinterpretar y reflexionar sobre cómo hacemos lo que amamos, el periodismo. El derecho a la comunicación, José Zepeda y Daniel Prieto. Todo el artículo en: Revista Chasqui, número 100. En el marco del ideal de gobernabilidad y de práctica desde nuestra profesión del derecho a la comunicación, se abren dos preguntas fundamentales: ¿Dónde están los periodistas que trabajan por esos ideales? ¿Cómo se forma?

Están en las redacciones, en los medios, y hay ejemplos de esos ideales en todos los puntos de la región. Y hay profesionales jóvenes y otros con muchos años de experiencia que resisten todas las tendencias antes enunciadas.
Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo.
En América Latina hay, según cifras de la Federación Latinoamericana de Escuelas y Facultades de Comunicación Social, FELAFACS, mil escuelas de comunicación, una cantidad muy grande si se compara con el resto del planeta. Si atribuyéramos a cada una 250 estudiantes, por ejemplo, estaríamos ante un cuarto de millón de personas con aspiraciones a ocupar un lugar en el espacio de la comunicación. Otro número conservador: 50 docentes por establecimiento nos lleva a 50.000 responsables de la enseñanza.
Necesitamos, también, mirar más allá, a las experiencias de radios comunitarias, periódicos anti dictatoriales, campañas anti monopolio y formas de asociación periodísticas que hay en África, Asia, Europa y en los mismos Estados Unidos, donde tendemos a olvidar que hay unos medios serios y resistentes muy importantes y de larga duración, desde la National Public Radio hasta la revista The Nation. O sea que precisamos diálogo y conocimiento internacional.








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